Por Giovanni D’Alessandro
Al despertarme esta mañana, fue grande mi indignación e irritación al leer en los diarios matutinos que la partida que propone asignar el Poder Ejecutivo para el proyecto de Ley del Presupuesto del 2012, correspondiente al Ministerio de Educación es de apenas un 2.5% del PIB; así mismo, mayor fue mi disgusto, al leer que paralelamente el Presidente está proponiendo la firma de un Pacto por la Calidad de la Educación. Esto sencillamente es inaudito, cómo un Presidente que se ha pasado 7 años y un mes y medio en el cargo, violando año tras año lo establecido por un consenso nacional desde el 1997 y que también incumpliese en sus primeros cuatro años de mandato; pretende precisamente ahora, después de haber desoído, el Compromiso Político Nacional firmado por 10 candidatos presidenciales y con más de trecientas entidades sociales, cívicas, culturales, educativas, empresariales, sindicales y religiosas; al Consejo Nacional de Educación que solicitó para el Ministerio de Educación el 4.09% que establece el Plan Decenal y que supera y cumple con la Ley 66-97.
¿Cómo se aventura a declarar: “que el problema radica en que aunque se le dé el 5 ó 10 % del Producto Interno Bruto a un sistema educativo que resulta anacrónico, no tendrá los resultados apetecidos? ¿No es su gobierno el principal promotor de ese anacronismo? Con nombramientos de hasta veintiséis Vice Ministros en el Ministerio de Educación, cuando la Ley 66-96, claramente establece que el máximo son dos.
El problema es obvio, la educación no es una prioridad en su agenda de gobierno. Por eso lo único que este Pueblo espera en los meses que restan de su gestión, es que cumpla con lo que establece la Ley 66-97, asignando el 4% del PIB a la Educación, lo demás como dijese Georges Santoni, presidente de Acción para la Educación (EDUCA) en su discurso del año pasado ante la Cámara Americana de Comercio: “…qué no debemos hacer. Primero: No debemos hacer más diálogos, consensos o diseño de más planes y estrategias. Ya el tema está más que estudiado, debatido y analizado. Hemos pasado por el Dialogo Nacional, la Cumbre de las Fuerzas Vivas de la Nación, la Cumbre por la Unidad Nacional para enfrentar la Crisis Mundial, el Pacto Social por la Calidad de la Educación, y el ya mencionado, Plan Decenal 2008-2018 y los otros que lo han precedido. Y los compromisos de financiamiento asumidos por el Gobierno en todos ellos han sido incumplidos.”
Por eso señor Presidente, le decimos gracias, no, no queremos suscribir con usted un Pacto por la Educación de Calidad en República Dominicana, cortésmente le solicitamos se circunscriba, en el tiempo que le resta de gobierno, a cumplir con lo que establece la Ley 66-97 y deje el camino allanado a quien le suceda en el cargo. Su obstinación en desoír el clamor de la mayoría de los dominicanos y el incumplimiento reiterativo de sus propios acuerdos le han descalificado para asumir ese rol.
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