Ayer 27 de Febrero, el día de mayor importancia histórica de la República Dominicana, nuestro Presidente Danilo Medina se dirigió a la nación con un discurso donde hizo un resumen de sus primeros seis meses de gobierno. Fue un discurso similar al discurso de sus cien días, en cuanto a que en el mismo relata los puntos que ha honrado de sus promesas de campaña, no obstante diferente a todos los discursos escuchados por mucho tiempo en República Dominicana, porque al final hizo referencia a la revisión del contrato de la Barrick Gold, haciendo caso nuevamente a los reclamos sociales, tal y como lo hizo con el 4% del PIB para Educación Pre-universitaria y recientemente con el caso del escándalo inmobiliario de Bahía de las Águilas.
El presidente hubiese cumplido plenamente con su deber, de no haber dejado fuera de su alocución el tema del Desempeño del Presupuesto del 2012 y el Déficit Fiscal del 2012, tal como lo manda la Constitución en su artículo 114. Así como también, las múltiples denuncias de corrupción en las que están envuelto algunos de sus actuales Ministros y funcionarios; evidentes en la fabulosa e inexplicable bonanza del crecimiento de sus patrimonios y bienes. También, fue quedó fuera lo tocante a Ley de Hidrocarburos 112-00, la cual viene aplicándose de manera poco transparente y sin ninguna relación a la fluctuación aparente de los precios de compra internacionales, cargando a la población con precios mucho más elevados que la gran mayoría de países del área. Igual otros tantos temas, como: la hiper-numeraria nómina estatal; las nominillas; cofresitos y barrilitos; el empoderamiento real del Ministerio Publico, que ha demostrado estar subordinado al Poder Ejecutivo; la falta de seguridad ciudadana que solo quedó en un plan a ser anunciado la segunda semana de marzo; entre otros temas.
Aplaudimos y apoyamos las valientes declaraciones del Presidente Medina, sobre la revisión del leonino contrato con la Barrick Gold, pero debemos advertir que dentro de ese tema están ausentes, lo relativo a lo social y ambiental ecológico de esta explotación. Sabemos que la manera de explotar el oro elegida por esta multinacional implica altos niveles de riesgos ambientales, los cuales nuestro país está asumiendo sin guardar y proteger sus espaldas, ya que no contamos con los mecanismos, ni recursos humanos y ni técnicos necesarios para asegurar el cumplimiento de las normas y protocolos necesarios para salvaguardar la salud de nuestros habitantes, nuestros recursos acuíferos y naturales; así como explorar otras posibles alternativas. Esperamos que en el proceso de negociación el presidente siga escuchando las voces de sus gobernados y en especial de los ambientalistas que reclaman ser oídos.
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